sábado, 5 de diciembre de 2009

MODELOS EXÁMENES DE DESCARTES 2º BACH

TEMAS DE LAS DISERTACIONES
1. El método cartesiano: ideal matemático de certeza, duda metódica
y criterio de verdad.
2. Concepto de idea en Descartes y sus tipos.
3. Concepto de sustancia en Descartes y sus tipos. Argumentos demostrativos
de la existencia de Dios y del mundo.
4. Dualismo antropológico. Mecanicismo y libertad.
5. Moral provisional.





modelo 1

Pues en virtud de los razonamientos que acabo de hacer, para conocer la naturaleza de Dios, hasta donde la mía es capaz de conocerla, bastábame considerar todas las cosas de que hallara en mí mismo alguna idea y ver si era o no perfección el poseerlas, y estaba seguro de que ninguna de las que indicaban alguna imperfección está en Dios, pero todas las demás sí están en Él; así veía que la duda, la inconstancia, la tristeza y otras cosas semejantes no pueden estar en Dios, puesto que mucho me holgara yo de verme libre de ellas. Además, tenía yo ideas de varias cosas sensibles y corporales, pues aun suponiendo que soñaba y que todo cuanto veía e imaginaba era falso, no podía negar, sin embargo, que esas ideas estuvieran verdaderamente en mi pensamiento. Mas habiendo ya conocido en mí muy claramente que la naturaleza inteligente es distinta de la corporal, y considerando que toda composición denota dependencia, y que la dependencia es manifiestamente un defecto, juzgaba por ello que no podía ser una perfección en Dios el componerse de esas dos naturalezas, y que, por consiguiente, Dios no era compuesto; en cambio, si en el mundo había cuerpos, o bien algunas inteligencias u otras naturalezas que no fuesen del todo perfectas, su ser debía depender del poder divino, hasta el punto de no poder subsistir sin él un solo instante.
Quise indagar luego otras verdades; y habiéndome propuesto el objeto de los geómetras, que concebía yo como un cuerpo continuo o un espacio infinitamente extenso en longitud, anchura y altura o profundidad, divisible en varias partes que pueden tener varias figuras y magnitudes y ser movidas o trasladadas en todos los sentidos, pues los geómetras suponen todo eso en su objeto, repasé algunas de sus más simples demostraciones, y habiendo advertido que esa gran certeza que todo el mundo atribuye a estas demostraciones se funda tan sólo en que se conciben con evidencia, según la regla antes dicha, advertí también que no había nada en ellas que me asegurase de la existencia de su objeto, pues, por ejemplo, yo veía bien que, si suponemos un triángulo, es necesario que los tres ángulos sean iguales a dos rectos; pero nada veía que me asegurase que en el mundo hay triángulo alguno; en cambio, si volvía a examinar la idea que yo tenía de un ser perfecto, encontraba que la existencia está comprendida en ella del mismo modo que en la idea de un triángulo está comprendido el que sus ángulos sean iguales a dos rectos, o en la de una esfera el que todas sus partes sean igualmente distantes del centro, y hasta con más evidencia aún; y que, por consiguiente, tan cierto es por lo menos que Dios, que es ese ser perfecto, es o existe, como lo pueda ser una demostración de geometría.
Pero si hay algunos que están persuadidos de que es difícil conocer lo que sea Dios, y aun lo que sea el alma, es porque no levantan nunca su espíritu por encima de las cosas sensibles y están tan acostumbrados a considerarlo todo con la imaginación —que es un modo de pensar particular para las cosas materiales— que lo que no es imaginable les parece no ser inteligible. Lo cual está bastante manifiesto en la máxima que los mismos filósofos admiten como verdadera en las escuelas, y que dicen que nada hay en el entendimiento que no haya estado antes en el sentido [Nihil est in intellectu, quod non prius fuerit in sensu], en donde, sin embargo, es cierto que nunca han estado las ideas de Dios y del alma; y me parece que los que quieren hacer uso de su imaginación para comprender esas ideas, son como los que para oír los sonidos u oler los olores quisieran emplear los ojos; y aún hay esta diferencia entre aquéllos y éstos: que el sentido de la vista no nos asegura menos de la verdad de sus objetivos que el olfato y el oído de los suyos, mientras que ni la imaginación ni los sentidos pueden asegurarnos nunca cosa alguna, como no intervenga el entendimiento.
R. DESCARTES, Discurso del método, Parte IV
I. Cuestiones
1. Analice el/la alumno/a el significado que tienen en el texto los conceptos de “imaginación” y “entendimiento”.
2. Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor
3. Concepto de idea en Descartes y sus tipos.

4. Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con el de otros filósofos, con hechos históricos relevantes(especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo

modelo 2
Pero tan pronto como hube adquirido algunas nociones generales de la física y comenzado a ponerlas a prueba en varias dificultades particulares, notando entonces cuán lejos pueden llevarnos y cuán diferentes son de los principios que se han usado hasta ahora, creí que conservarlas ocultas era grandísimo pecado, que infringía la ley que nos obliga a procurar el bien general de todos los hombres, en cuanto ello esté en nuestro poder. Pues esas nociones me han enseñado que es posible llegar a conocimientos muy útiles para la vida, y que, en lugar de la filosofía especulativa, enseñada en las escuelas, es posible encontrar una práctica, por medio de la cual, conociendo la fuerza y las acciones del fuego, del agua, del aire, de los astros, de los cielos y de todos los demás cuerpos, que nos rodean, tan distintamente como conocemos los oficios varios de nuestros artesanos, podríamos aprovecharlas del mismo modo, en todos los usos a que sean propias, y de esa suerte hacernos como dueños y poseedores de la naturaleza. Lo cual es muy de desear, no sólo por la invención de una infinidad de artificios que nos permitirían gozar sin ningún trabajo de los frutos de la tierra y de todas las comodidades que hay en ella, sino también principalmente por la conservación de la salud, que es, sin duda, el primer bien y el fundamento de los otros bienes de esta vida, porque el espíritu mismo depende tanto del temperamento y de la disposición de los órganos del cuerpo, que, si es posible encontrar algún medio para hacer que los hombres sean comúnmente más sabios y más hábiles que han sido hasta aquí, creo que es en la medicina en donde hay que buscarlo. Verdad es que la que ahora se usa contiene pocas cosas de tan notable utilidad; pero, sin que esto sea querer despreciarla, tengo por cierto que no hay nadie, ni aun los que han hecho de ella su profesión, que no confiese que cuanto se sabe, en esa ciencia, no es casi nada comparado con lo que queda por averiguar y que podríamos librarnos de una infinidad de enfermedades, tanto del cuerpo como del espíritu, y hasta quizá de la debilidad que la vejez nos trae, si tuviéramos bastante conocimiento de sus causas y de todos los remedios, de que la naturaleza nos ha provisto. Y como yo había concebido el designio de emplear mi vida entera en la investigación de tan necesaria ciencia, y como había encontrado un camino que me parecía que, siguiéndolo, se debe infaliblemente dar con ella, a no ser que lo impida la brevedad de la vida o la falta de experiencias, juzgaba que no hay mejor remedio contra esos dos obstáculos, sino comunicar fielmente al público lo poco que hubiera encontrado e invitar a los buenos ingenios a que traten de seguir adelante, contribuyendo cada cual, según su inclinación y sus fuerzas, a las experiencias que habría que hacer, y comunicando asimismo al público todo cuanto averiguaran, con el fin de que, empezando los últimos por donde hayan terminado sus predecesores, y juntando así las vidas y los trabajos de varios, llegásemos todos juntos mucho más allá de donde puede llegar uno en particular.
Y aun observé, en lo referente a las experiencias, que son tanto más necesarias cuanto más se ha adelantado en el conocimiento, pues al principio es preferible usar de las que se presentan por sí mismas a nuestros sentidos y que no podemos ignorar por poca reflexión que hagamos, que buscar otras más raras y estudiadas; y la razón de esto es que esas más raras nos engañan muchas veces, si no sabemos ya las causas de las otras más comunes y que las circunstancias de que dependen son casi siempre tan particulares y tan pequeñas, que es muy difícil notarlas.
R. DESCARTES, Discurso del Método, Parte VI
I. Cuestiones
1. Analice el alumno los significados que tienen en el texto los conceptos de "filosofía especulativa" y "experiencias".
2. Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor
3. Concepto de sustancia en Descartes y sus tipos. Argumentos demostrativos
de la existencia de Dios y del mundo.

4. Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con el de otros filósofos, con hechos históricos relevantes(especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo


modelo 3
Así, puesto que los sentidos nos engañan a veces, quise suponer que no hay cosa alguna que sea tal como ellos nos la hacen imaginar. Y como hay hombres que se equivocan al razonar, aun acerca de las más sencillas cuestiones de geometría, y cometen paralogismos, juzgué que estaba yo tan expuesto a errar como cualquier otro y rechacé como falsos todos los razonamientos que antes había tomado por demostraciones. Finalmente, considerando que los mismos pensamientos que tenemos estando despiertos pueden también ocurrírsenos cuando dormimos, sin que en tal caso sea ninguno verdadero, resolví fingir que todas las cosas que hasta entonces habían entrado en mi espíritu no eran más ciertas que las ilusiones de mis sueños. Pero advertí en seguida que aun queriendo pensar, de este modo, que todo es falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa. Y al advertir que esta verdad -pienso, luego soy- era tan firme y segura que las suposiciones más extravagantes de los escépticos no eran capaces de conmoverla, juzgué que podía aceptarla sin escrúpulos como el primer principio de la filosofía que buscaba.
Al examinar después atentamente lo que yo era y ver que podía fingir que no tenía cuerpo alguno y que no había mundo ni lugar alguno en el que no me encontrase, pero que no podía fingir por ello que yo no fuese, sino al contrario, por lo mismo que pensaba en dudar de la verdad de las otras cosas se seguía muy cierta y evidentemente que yo era, mientras que, con sólo dejar de pensar, aunque todo lo demás que hubiese imaginado hubiera sido verdad, no tenía ya razón alguna para creer que yo fuese, conocí por ello que yo era una substancia cuya total esencia o naturaleza es pensar, y que no necesita, para ser, de lugar alguno ni depende de ninguna cosa material. De manera que este yo, es decir, el alma por la cual soy lo que soy, es enteramente distinta del cuerpo y hasta es más fácil de conocer que él, y aunque el cuerpo no fuese, el alma no dejaría de ser cuanto es.
R. DESCARTES, Discurso del método, Parte IV
I. Cuestiones
1. Defina el alumno el término "sustancia" en Descartes.
2. Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor
3. Dualismo antropológico. Mecanicismo y libertad.


4. Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con el de otros filósofos, con hechos históricos relevantes(especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo


modelo 4
Por último, como para empezar a reconstruir el alojamiento en donde uno habita, no basta haberlo derribado y haber hecho acopio de materiales y de arquitectos, o haberse ejercitado uno mismo en la arquitectura y haber trazado además cuidadosamente el diseño del nuevo edificio, sino que también hay que proveerse de alguna otra habitación en donde pasar cómodamente el tiempo que dure el trabajo; así, pues, con el fin de no permanecer irresoluto en mis acciones, mientras la razón me obligaba a serlo en mis juicios, y no dejar de vivir, desde luego, con la mejor ventura que pudiese, hube de arreglarme una moral provisional que no consistía sino en tres o cuatro máximas, que con mucho gusto voy a comunicaros.
La primera fue seguir las leyes y las costumbres de mi país, conservando con firme constancia la religión en que la gracia de Dios hizo que me instruyeran desde niño, rigiéndome en todo lo demás por las opiniones más modernas y más apartadas de todo exceso que fuesen comúnmente admitidas en la práctica por los más sensatos de aquellos con quienes tendría que vivir. Porque habiendo comenzado ya a no contar para nada con las mías propias, puesto que pensaba someterlas todas a un nuevo examen, estaba seguro de que no podía hacer nada mejor que seguir las de los más sensatos. Y aun cuando entre los persas y los chinos hay quizá hombres tan sensatos como entre nosotros, parecíame que lo más útil era acomodarme a aquellos con quienes tendría que vivir; y que para saber cuáles eran sus verdaderas opiniones, debía fijarme más bien en lo que hacían que en lo que decían, no sólo porque, daba la corrupción de nuestras costumbres, hay pocas personas que consientan en decir lo que creen, sino también porque muchas lo ignoran, pues el acto del pensamiento por el cual uno cree una cosa es diferente de aquel otro por el cual uno conoce que la cree, y por lo tanto muchas veces se encuentra aquél sin éste. Y entre varias opiniones, igualmente admitidas, elegía las más moderadas, no sólo porque son siempre las más cómodas para la práctica, y verosímilmente las mejores, ya que todo exceso suele ser malo, sino también para alejarme menos del verdadero camino, en caso de error, si, habiendo elegido uno de los extremos, fuese el otro el que debiera seguirse. Y en particular consideraba yo como un exceso toda promesa por la cual se enajena una parte de la propia libertad: no que yo desaprobase las leyes que, para poner remedio a la inconstancia de los espíritus débiles, permiten cuando se tiene algún designio bueno, o incluso para la seguridad del comercio en designios indiferentes, hacer votos o contratos obligándose a perseverancia: pero como no veía en el mundo cosa alguna que permaneciera siempre en el mismo estado, y como, en lo que a mí se refiere, esperaba perfeccionar más y más mis juicios, no empeorarlos, hubiera yo creído cometer una grave falta contra el buen sentido si, por sólo el hecho de aprobar por entonces alguna cosa, me obligara a tenerla también por buena más tarde, habiendo ella acaso dejado de serlo, o habiendo yo dejado de estimarla como tal.
R. Descartes, Discurso del método
Cuestiones
1. Analice el/la alumno/a el significado que tienen en el texto las nociones de "moral provisional" y "leyes".
2. Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor
3. Moral provisional.
4. Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con el de otros filósofos, con hechos históricos relevantes(especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo


modelo 5
No sé si debo hablaros de las primeras meditaciones que hice allí, pues son metafísicas y tan fuera de lo común, que quizá no gusten a todo el mundo. Sin embargo, para que se pueda apreciar si los fundamentos que he tomado son bastante firmes, me veo en cierta manera obligado a decir algo de esas reflexiones. Tiempo ha que había advertido que, en lo tocante a las costumbres, es a veces necesario seguir opiniones que sabemos muy inciertas, como si fueran indudables, y esto se ha dicho ya en la parte anterior; pero deseando yo en esta ocasión ocuparme tan sólo de indagar la verdad, pensé que debía hacer lo contrario y rechazar como absolutamente falso todo aquello en que pudiera imaginar la menor duda, con el fin de ver si, después de hecho esto, no quedaría en mi creencia algo que fuera enteramente indudable. Así, puesto que los sentidos nos engañan, a las veces, quise suponer que no hay cosa alguna que sea tal y como ellos nos la presentan en la imaginación; y puesto que hay hombres que yerran al razonar, aun acerca de los más simples asuntos de geometría, y cometen paralogismos, juzgué que yo estaba tan expuesto al error como otro cualquiera, y rechacé como falsas todas las razones que anteriormente había tenido por demostrativas; y, en fin, considerando que todos los pensamientos que nos vienen estando despiertos pueden también ocurrírsenos durante el sueño, sin que ninguno entonces sea verdadera, resolví fingir que todas las cosas que hasta entonces habían entrado en mi espíritu no eran más verdaderas que las ilusiones de mis sueños. Pero advertí luego que, queriendo yo pensar, de esa suerte, que todo es falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa; y observando que esta verdad: "yo pienso, luego soy", era tan firme y segura que las más extravagantes suposiciones de los escépticos no son capaces de conmoverla, juzgué que podía recibirla, sin escrúpulo, como el primer principio de la filosofía que andaba buscando.
Examiné después atentamente lo que yo era, y vendo que podía fingir que no tenía cuerpo alguno y que no había mundo ni lugar alguno en el que yo encontrase, pero que no podía fingir por ellos que no fuese, sino al contrario, por lo mismo que pensaba en dudar de la verdad de las otras cosas, que seguía muy cierta y evidentemente que yo era, mientras que, con sólo dejar de pensar, aunque todo lo demás que había imaginado fuese verdad, no tenía ya razón alguna para creer que yo era, conocí por ellos que yo era una sustancia cuya esencia y naturaleza toda es pensar, y que no el alma por la cual yo soy lo que soy, es enteramente distinta del cuerpo y hasta más fácil de conocer que éste, y, aunque el cuerpo no fuese, el alma no dejaría de ser cuanto es.
Después de esto, consideré, en general, lo que se requiere en una proposición para que sea verdadera y cierta, pues ya que acababa de hallar una que sabía que lo era, pensé que debía saber también en qué consiste esa certeza. Y habiendo notado que en la proposición "yo pienso, luego soy" no hay nada que me asegure que digo verdad, sino que veo muy claramente que para pensar es preciso ser, juzgué que podía admitir esta regla general: que las cosas que conbimos muy clara y distintamente son todas verdaderas, y que sólo hay alguna dificultad en notar cuáles son las que concebimos distintamente.
R. DESCARTES, Discurso del método
I. Cuestiones
1. Analice el alumno/a el significado que tienen en el texto las nociones de "duda" y "certeza".
2. Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor

3. Método y razón de Descartes.

4. Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con el de otros filósofos, con hechos históricos relevantes(especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo


modelo 6
Había estudiado un poco, cuando era más joven, de las partes de la filosofía, la lógica, y de las matemáticas, el análisis de los geómetras y el álgebra, tres artes o ciencias que debían, al parecer, contribuir algo a mi propósito. Pero cuando las examiné, hube de notar que en lo tocante a la lógica, sus silogismos y la mayor parte de las demás instrucciones que da, más sirven para explicar a otros las cosas ya sabidas o incluso, como el arte de Lulio, para hablar sin juicio de las ignoradas, que para aprenderlas. Y si bien contiene, en verdad, muchos buenos y verdaderos preceptos, hay, sin embargo, mezclados con ellos, tantos otros nocivos o superfluos, que separarlos es casi tan difícil como sacar una Diana o una Minerva de un bloque de mármol sin desbastar. Luego, en lo tocante al análisis de los antiguos y al álgebra de los modernos, aparte de que no se refieren sino a muy abstractas materias, que no parecen ser de ningún uso, el primero está siempre tan constreñido a considerar las figuras, que no puede ejercitar el entendimiento sin cansar grandemente la imaginación; y en la segunda, tanto se han sujetado sus cultivadores a ciertas regla y a ciertas cifras, que han hecho de ella un arte confuso y oscuro, bueno para enredar el ingenio, en lugar de una ciencia que lo cultive. Por todo lo cual, pensé que había que buscar algún otro método que juntase las ventajas de esos tres, excluyendo sus defectos. Y como la multitud de leyes sirve muy a menudo de disculpa a los vicios, siendo un Estado mucho mejor regido cuando hay pocas, pero muy estrictamente observadas, así también, en lugar del gran número de preceptos que encierra la lógica, creí que me bastarían los cuatro siguientes, supuesto que tomase una firme y constante resolución de no dejar de observarlos una vez siquiera.
Fué el primero, no admitir como verdadera cosa alguna, como no supiese con evidencia que lo es; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención, y no comprender en mis juicios nada más que lo que se presentase tan clara y distintamente a mi espíritu, que no hubiese ninguna ocasión de ponerlo en duda.
El segundo, dividir cada una de las dificultades que examinare, en cuantas partes fuere posible y en cuantas requiriese su mejor solución.
El tercero, conducir ordenadamente mis pensamientos, empezando por los objetos más simples y más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco, gradualmente, hasta el conocimiento de los más compuestos, es incluso suponiendo un orden entre los que no se preceden naturalmente.
Y el último, hacer en todos unos recuentos tan integrales y unas revisiones tan generales, que llegase a estar seguro de no omitir nada.
Esas largas series de trabadas razones muy plausibles y fáciles, que los geómetras acostumbraran a emplear, para llegar a sus más difíciles demostraciones, habianme dado ocasión de imaginar que todas las cosas, de que el hombre puede adquirir conocimiento, se siguen unas a otras en igual manera, y que, con sólo abstenerse de admitir como verdadera una que no lo sea y guardar siempre el orden necesario para deducirlas unas de otras, no puede haber ninguna, por lejos que se halle situada o por oculta que esté, que no se llegue a alcanzar y descubrir. Y no me cansé mucho en buscar por cuáles era preciso comenzar, pues ya sabía que por las más simples y fáciles de conocer; y considerando que, entre todos los que hasta ahora han investigado la verdad en las ciencias, solo los matemáticos han podido encontrar algunas demostraciones, esto es, algunas razones ciertas y evidentes, no dudaba que había que empezar por las mísmas que ellos han examinado, aun cuando no esperaba sacar de aquí ninguna otra utilidad, sino acostumbrar mi espíritu a saciarse de verdaderas y a no contentarse con falsas razones.
R. DESCARTES, Discurso del método
I. Cuestiones
1.Analice el alumno el significado que en el texto tiene la noción de método.
2. Sintetiza las ideas del texto mostrando en tu resumen la estructura argumentativa o expositiva desarrollada por el autor
3. Valor del método para el conocimiento científico y para la moral
4. Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor del texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con el de otros filósofos, con hechos históricos relevantes(especialmente si son coetáneos del autor o tienen relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo

lunes, 2 de noviembre de 2009

Cronología de la Historia de la Filosofía

Podéis mirar estas páginas para situar a cada filósofo en su época.

Por orden cronológico
Siglos -VI a IV
• Tales de Mileto
• Anaximandro de Mileto
• Anaxímenes de Mileto
• Pitágoras de Samos
• Heráclito de Éfeso
• Jenófanes de Colofón
• Parménides de Elea
• Zenón de Elea
• Anaxágoras de Clazomene
• Empédocles de Akragas
• Demócrito de Abdera
• Protágoras de Abdera
• Sócrates
• Platón
• Aristóteles
• Epicuro
Siglos V a XVI• Agustín de Hipona
• Anselmo de Canterbury
• Tomás de Aquino
• Ockham
• Erasmo
• Lutero
• Tomás Moro
• Maquiavelo
Siglos XVII y XVIII• Hobbes
• Galileo Galilei
• Descartes
• Locke
• Hume
• Kant
Siglos XIX y XX
• Marx
• Nietzsche
• Moore, G. E.
• Ortega y Gasset
• Sartre
• Althusser
• Khun, T. S.




Filosofía griega

1) Filosofía presocrática: conjunto heterogéneo de filósofos y escuelas filosóficas griegas anteriores a Sócrates.
Cronología de la filosofía griega
Filosofía cosmológica: preocupación por el tema de la fisis como único arché (s. VII a V a. C.)
Filósofos monistas: los filósofos fisiólogos y los monistas, consideran que a la base de toda la realidad se encuentra un único principio. En este grupo habría que incluir a los filósofos de Mileto (Tales, Anaximandro y Anaxímenes), Heráclito y Parménides;
• Escuela milesia (milésica o jónica): Tales (fundador): agua|Anaximandro: ápeiron|Anaxímenes: aire
• Escuela de Éfeso: Heráclito: fuego, reivindicación del devenir
• Escuela de Elea: Jenófanes de Colofón: crítica al antropomorfismo religioso|Parménides: defensa del ser|Zenón de Elea: aporías en contra de la multiplicidad y el cambio
Filósofos pluralistas:
• Escuela pitagórica: Pitágoras|Alcmeón|Hipócrates de Quíos|Arquites de Tarento|Empédocles: agua, aire, tierra y fuego; amor y odio|Anaxágoras: homeomerías; noûs
• Escuela atomista: Leucipo|Demócrito
2) Filosofía antropológica: El hombre como preocupación básica (s. V a. C.)
• Movimiento sofista: escepticismo y relativismo: Protágoras de Abdera|Gorgias de Leontino
• Sócrates: intelectualismo moral y objetivismo
3) Filosofía globalizadora y sistemática: preocupación por todos los temas filosóficos, por la realidad en su conjunto (s. IV a. C.).
• Filosofía clásica: filosofía correspondiente al llamado Siglo de Pericles, momento en que esta disciplina llega a su máximo apogeo en el mundo griego. Sócrates, Platón (realista y fundador de la Academia) y Aristóteles (fundador del Liceo).
4) Filosofía helenística: Preocupación por los temas morales, búsqueda de la manera de ser feliz (finales del (s. IV a. C.) al (II a. C.)
Estoicismo: la virtud como bien supremo; la apatía, Zenón de Citio|Epicureísmo: hedonismo, Epicuro de Samos|Escepticismo: escepticismo, Pirrón de Elis
Filosofía helenística: También llamada alejandrina o posaristotélica. Se trata de la filosofía que florece durante el período helenístico.
Académicos: continuadores de la Academia platónica.
Peripatéticos continuadores del Liceo aristotélico: Teofrasto|Estratón de Lampsaco|Aristoxeno|Sátiro
Estoicos (antigua y media Estoa): Zenón de Citio|Cleantes|Crisipo
Epicúreos: Epicuro (fundador del epicureísmo en el Jardín y también atomista)
Escépticos: Pirrón|Sexto Empírico
Cínicos: Antístenes|Diógenes de Sinope|Crates de Tebas|Hiparquía
Megarenses o megáricos:
Cirenaicos: Aristipo de Cirene
Helenismo judío: Filón de Alejandría (Vida contemplativa)
Neoplatonismo: Amonio Saccas|Plotino|Porfirio|Jámblico|Edesio de Capadocia|Plutarco de Atenas|Proclo|Damascio|Simplicio de Cilicia|Hipatia

Filosofía romana

Si bien la existencia de esta denominación es aún tema de debate entre los eruditos (cf. Pierre Grimal: ¿Existe una filosofía romana?), lo cierto es que entre los romanos estaban muy difundidas las ideas del estoicismo, el epicureísmo y de los académicos. De hecho, muchos pensadores de este período eran más bien eclécticos. En este sentido, el caso paradigmático es Cicerón.
Estoicos (nueva o tardía Estoa): Séneca|Marco Aurelio|Epicteto|Cicerón
Epicúreos: Lucrecio
Académicos: Cicerón|Boecio

Filosofía medieval

En la medida en que el pensamiento medieval estaba dominado por la fe cristiana, la filosofía pierde su antigua autonomía y deviene ancilla Theologiae, vale decir, pasa a estar subordinada a la teología.
Patrística: Justino Mártir|Clemente de Alejandría|Orígenes|San Ireneo|San Agustín|Tertuliano|Lactancio|Escoto Erígena|Anselmo de Canterbury|Macrobio|Pseudo Dionisio Areopagita
Filosofía no cristiana: Alfarabi|Avicena|Avempace|Ibn Tufayl|Averroes|Maimónides|Abenarabi
Escolástica: Duns Scoto|Tomás de Aquino|San Buenaventura|Guillermo de Ockham|Francisco Suárez|San Anselmo|Nicolás de Cusa

Filosofía renacentista

Petrarca|Lorenzo Valla|Coluccio Salutati|Leonardo Bruni|Leon Battista Alberti|Erasmo de Rotterdam|Michel Montaigne|Marsilio Ficino|Pico della Mirandola|Tomás Moro|Tomás Campanella|Francis Bacon|Giordano Bruno|Galileo Galilei

Filosofía moderna

Filosofía política: Nicolás Maquiavelo|Jean Bodin|Thomas Hobbes|Montaigne
Racionalismo: Descartes|Spinoza|Leibniz|Pascal
Empirismo: Locke|Hume
Moralistas franceses:
Ilustración: Voltaire|Montesquieu|Rousseau
Idealismo: Berkeley|Kant|Fichte|Schelling|Hegel|Schopenhauer
Utilitarismo: Bentham|Mill
Irracionalismo: Friedrich Nietzsche|Kierkegaard|Schopenhauer|Mainländer

Filosofía contemporánea

Filosofía analítica: Russell|Carnap|Wittgenstein|Kripke|Nagel|Putnam|Rorty|Círculo de Viena|Escuela de Berlín
Materialismo histórico: Marx
Filosofía continental: Bergson
• Fenomenología en sentido muy amplio: Husserl|Merleau-Ponty|Heidegger|José Ortega y Gasset|Xavier Zubiri
Existencialismo y filosofía de la existencia (que difieren):
• Ateo: Camus|Sartre|Simone de Beauvoir|Merleau-Ponty
• Cristiano: Jaspers|Marcel
Filosofía neoaristotélica: objetivismo
Filosofía posmoderna: Deleuze|Derrida (deconstruccionista)|Foucault|Cioran
Escuela de Frankfurt: Universalismo|Habermas|Apel|Adorno
Materialismo Filosófico: Gustavo Bueno|Escuela de Oviedo

viernes, 16 de octubre de 2009

1º Psicopedagogía El pequeño salvaje

EL PEQUEÑO SALVAJE

Francia, 1960, 85 minutos, B/N
Director: François Truffaut
Fotografía: Néstor Almendros
Intérpretes : Jean Pierre Leaud, François Truffaut


La película está basada en un hecho real. Un niño salvaje fue encontrado en los bosques franceses de Aveyron. Vivió como un animal salvaje y libre durante su primera infancia y a una edad aproximada de 8 años fue capturado y se convirtió en un ser maltratado, rechazado e incomprendido, como un fenómeno inhumano. El doctor Tirad tuvo noticias de su existencia y pidió su custodia para dedicarse a su educación y mostrar a la comunidad científica que sería capaz de aprender. El niño aprende pero pervive en el deseo de recuperar su vida salvaje que se alterna con la satisfacción de su nueva vida “civilizada”

No es el primer caso documentado de niños salvajes. La mayoría de ellos parecen haber sido criados por animales, ya que presentan características de los mismos. El caso conocido más antiguo data de 1344. En Alemania se encontró un niño salvaje que corría a cuatro partas y que vivía en una cueva con lobos. También en 1666 se encontró un niño_ oso, posteriormente en 1762 un niño – oveja. Más cercanos en el tiempo, dos niñas- lobo fueron encontradas en Midnapore. En 1981 se descubrió una niña portuguesa que había sido ocultada y abandonada por su familia en un gallinero
Todos ellos poseían características comunes: insensibilidad al frío o al calor, miedo a los humanos y preferencia por la vida junto a animales de la especie con la que fueron criados, se alimentaban exclusivamente de lo mismo que la especie que los acogió, se negaban a ser vestidos o a ser “ encerrados” en casas, intentaban escapar, eran incapaces de reconocer su reflejo en el espejo, tenían el sentido de la vista y el oído más aguzados y sin embargo no parecían prestar atención a estímulos humanos. Producían sonidos similares a los animales, olfateaban la comida y la preferían cruda, bebían a cuatro patas y dormían generalmente de día en cuevas, teniendo la visión nocturna más desarrollada. Enfermaban con frecuencia al entrar en contacto con los humanos y la mayoría no sobrevivieron.

No es de extrañar que el ser humano, criado desde una edad muy temprana, que nace con una estructura cerebral inactiva prácticamente, sólo se convierta en un humano cuando vive con humanos. Son estos los que activan su genoma. Un niño que no ha sido socializado no es un humano. No bastan los genes para obtener una herencia humana. El científico Dawkins inventó el concepto de meme para referirse a todos los hábitos, conductas, técnicas e inventos que los humanos adquirimos desde niños por imitación. Toda la información que nos suministra nuestra cultura es trasmitida en la socialización y si nos vemos privados de ella, no podemos adquirirla por nosotros mismos. La información cultural se trasmite de cerebro en cerebro, por enseñanza, por asimilación, por imitación y estos niños salvajes recibieron la de otra especie a la que acabaron asemejándose.

La película de Truffaut presenta dos visiones enfrentadas: por una parte la de los que, como Rousseau, defienden que la educación es necesaria para devenir humano; es decir, hacen más hincapié en el ambiente que en la herencia genética; por otra los que sostienen que las funciones mentales del hombre se desarrollan espontáneamente y que la educación es contingente, en suma los genetistas. Lo que sí es evidente es que el niño salvaje encontrado en Aveyron y protagonista de la película de Truffaut no se bastó a sí mismo, sus genes fueron insuficientes para hacerlo humano. Jean Itard, su educador nos muestra como la educación si bien no pudo convertirlo en un niño como los demás de su edad, al llevar un considerable retraso en la adquisición de conocimientos, si que pudo variar su conducta y permitirle dar muestras de su capacidad y de su inteligencia. De hecho Víctor es capaz de pronunciar palabras, escribirlas, comer, vestir y vivir como los humanos.
Jean Itard nació en 1774 en Francia. Fue médico y cirujano, pero cuando tuvo contacto con niños cuya educación requería medidas especiales, descubrió eran maltratados y pensó que con una buena educación se podría conseguir mucho más de ellos. En la película Jean discute con Pinel, quien considera que Víctor ha de ser encerrado en un hospicio y olvidado porque es imposible hacer de él un niño humano. Cree firmemente que al estar Víctor privado desde su infancia de educación, no se puede determinar el grado de su inteligencia y que necesita una intensa educación. Por ello se dedica a ello y cree que puede convertirlo en un humano normal. No considera que Víctor sea un retrasado mental. De hecho Víctor va dando muestras de inteligencia y de humanidad cada vez más asombrosas.
La película ha servido de pauta a muchos profesionales para iniciarse en el tratamiento de niños abandonados.
Tras haberla visto responde a las siguientes cuestiones:

_ Caracteriza a los personajes principales.
_ Compara el caso de Víctor con niños excluidos o marginados que puedan encontrarse en tu entorno o de los que hayas podido oír o investigar.
_ Describe el comportamiento de Víctor cuando vivía en el bosque y después compáralo con su situación al final de la película.
_ Explica los aspectos más importantes del proceso de aprendizaje de Víctor. ¿ Qué va aprendiendo y como? ¿ Qué muestra cada uno de sus sucesivos aprendizajes?
¿ Crees que Víctor se comporta del modo en que lo hace por causa de su aislamiento_ postura ambientalista o, por el contrario, crees que tiene algún tipo de retraso y eso explica su comportamiento atrasado_ postura genetista? Muestra las características de ambas posturas y razona cual es la que más te convence.
_ ¿ Crees que Víctor ganó una mejor vida cuando fue capturado o hubiera sido más feliz en el bosque?
_ Víctor sufre castigos, una educación dura y estresante, sufre en su nueva vida anhelando el bosque, el agua... pero toma una decisión final; prefiere quedarse con los humanos. ¿ Crees que valió la pena el esfuerzo que se tomó su maestro?

_ El comportamiento e Víctor puede ayudarnos a comprender casos de gente que se desvía de lo que consideramos normal. Piensa qué casos podrían ser un ejemplo de esto e intenta argumentar si las personas que manifiestan estos comportamientos anómalos son culpables de ellos, se les puede recriminar o hacer responsables de ellos o, por el contrario, son solo víctimas del ambiente en que han vivido y hay que enseñarles, reeducarlos, reconducirlos.

examen pau 2010

Cuestiones: 1ª ... hasta 2 puntos; 2ª ... hasta 2 puntos.
Redacción: ... hasta 5 puntos.
Cuestión 4ª hasta 1 punto
OPCIÓN PRIMERA
TEXTO I
1 —¿Y qué? —dije yo—. ¿No es natural y no se sigue forzosamente de lo dicho que ni los ineducados y apartados de la verdad son jamás aptos para gobernar una ciudad ni tampoco aquellos a los que se permita seguir estudiando hasta el fin; los unos, porque no tienen en la vida ningún objetivo particular apuntando al cual deberían obrar en todo cuanto hiciesen durante su vida pública y privada y los otros porque, teniéndose por transportados en vida a las islas de los bienaventurados, no consentirán en actuar?
—Es cierto —dijo.
—Es, pues, labor nuestra —dije yo—, labor de los fundadores, el obligar a las mejores naturalezas a que lleguen al conocimiento del cual decíamos antes que era el más excelso y vean el bien y verifiquen la ascensión aquella; y, una vez que, después de haber subido, hayan gozado de una visión suficiente, no permitirles lo que ahora les está permitido.
—¿Y qué es ello?
—Que se queden allí —dije— y no accedan a bajar de nuevo junto a aquellos prisioneros ni a participar en sus trabajos ni tampoco en sus honores, sea mucho o poco lo que éstos valgan.
—Pero entonces —dijo—, ¿les perjudicaremos y haremos que vivan peor siéndoles posible el vivir mejor?
—Te has vuelto a olvidar, querido amigo —dije—, de que a la ley no le interesa nada que haya en la ciudad una clase que goce de particular felicidad, sino que se esfuerza por que ello le suceda a la ciudad entera y por eso introduce armonía entre los ciudadanos por medio de la persuasión o de la fuerza, hace que unos hagan a otros partícipes de los beneficios con que cada cual pueda ser útil a la comunidad y ella misma forma en la ciudad hombres de esa clase, pero no para dejarles que cada uno se vuelva hacia donde quiera, sino para usar ella misma de ellos con miras a la unificación del Estado.
—Es verdad —dijo—. Me olvidé de ello.
—Pues ahora —dije— observa, ¡oh, Glaucón!, que tampoco vamos a perjudicar a los filósofos que haya entre nosotros, sino a obligarles, con palabras razonables, a que se cuiden de los demás y les protejan. Les diremos que es natural que las gentes tales que haya en las demás ciudades no participen de los trabajos de ellas, porque se forman solos, contra la voluntad de sus respectivos gobiernos, y, cuando alguien se forma solo y no debe a nadie su crianza, es justo que tampoco se preocupe de reintegrar a nadie el importe de ella. Pero a vosotros os hemos engendrado nosotros, para vosotros mismos y para el resto de la ciudad, en calidad de jefes y reyes, como los de las colmenas, mejor y más completamente educados que aquéllos y más capaces, por tanto, de participar de ambos aspectos. Tenéis, pues, que ir bajando uno tras otro a la vivienda de los demás y acostumbraros a ver en la oscuridad. Una vez acostumbrados, veréis infinitamente mejor que los de allí y conoceréis lo que es cada imagen y de qué lo es, porque habréis visto ya la verdad con respecto a lo bello y a lo justo y a lo bueno. Y así la ciudad nuestra y vuestra vivirá a la luz del día y no entre sueños, como viven ahora la mayor parte de ellas por obra de quienes luchan unos con otros por vanas sombras o se disputan el mando como si éste fuera algún gran bien. Mas la verdad es, creo yo, lo siguiente: la ciudad en que estén menos ansiosos por ser gobernantes quienes hayan de serlo, ésa ha de ser forzosamente la que viva mejor y con menos disensiones que ninguna; y la que tenga otra clase de gobernantes, de modo
40 distinto. (PLATÓN, La República, 519c-520d).

CUESTIONES:
1. Analiza el significado en el texto del concepto «conocimiento más excelso» y defínelo.
2. ¿Cómo argumenta Platón que no se puede permitir “Que se queden allí —dije— y no accedan a bajar de nuevo junto a aquellos prisioneros ni a participar en sus trabajos ni tampoco en sus honores, sea mucho o poco lo que éstos valgan”? (líneas 13-14).

3.REDACCIÓN: La educación en relación con la epistemología en la filosofía de Platón.

4. Comenta brevemente cualquier aspecto del pensamiento del autor relacionado con el texto que juzgues importante en alguno de estos sentidos: por su relación con el de otros filósofos, con hechos históricos relevantes ( especialmente si son coetáneos del autor o tiene relación con su vida) o con rasgos significativos del mundo contemporáneo.

miércoles, 14 de octubre de 2009

exámenes PAU Platón

Os he puesto varios exámenes PAU de Platón.
Recordad que falta una pregunta, que consiste en realcionar el texto con una idea filosófica o problema contemporáneo, o con otro autor de la ápoca que sea.
Podéis comenzar a hacerlos ya.
No todos se correponden con los textos de este año. Podéis hacerlos como queráis, de los mismos textos o de otros.

Entonces, ¡oh, Glaucón! -dije-, ¿no tenemos ya aquí la melodía misma que el arte dialéctico ejecuta? La cual, aun siendo inteligible, es imitada por la facultad de la vista, de la que decíamos que intentaba ya mirar a los propios animales, y luego a los propios astros, y por fin, al mismo sol. E igualmente, cuando uno se vale de la dialéctica para intentar dirigirse, con ayuda de la razón y sin intervención de ningún sentido, hacia lo que es cada cosa en sí, y cuando no desiste hasta alcanzar, con el solo auxilio de la inteligencia, lo que es el bien en sí, entonces llega ya al término mismo de lo inteligible, del mismo modo que aquél llegó entonces al de lo visible.
-Exactamente-dijo.
-¿Y qué? ¿No es este viaje lo que llamas dialéctica?
-¿Cómo no?
-Y el liberarse de las cadenas -dije yo- y volverse de las sombras hacia las imágenes y el fuego, y ascender desde la caverna hasta el lugar iluminado por el sol y no poder allí mirar todavía a los animales ni a las plantas ni a la luz solar, sino únicamente a los reflejos divinos que se ven en las aguas y a las sombras de seres reales, aunque no ya a las sombras de imágenes proyectadas por otra luz que, comparada con el sol, es semejante a ellas; he aquí los efectos que produce todo ese estudio de las ciencias que hemos enumerado, el cual eleva a la mejor parte del alma hacia la contemplación del mejor de los seres, del mismo modo que antes elevaba a la parte más perpicaz del cuerpo hacia la contemplación de lo más luminoso que existe en la región material y visible.
-Por mi parte -dijo-, así lo admito. Sin embargo, me parece algo sumamente difícil de admitir, aunque es también difícil, por otra parte, el rechazarlo. De todos modos, como no son cosas que hayan de ser oídas solamente en este momento, sino que habrá que volver a ellas otras muchas veces, supongamos que esto es tal como ahora se ha dicho y vayamos a la melodía en sí y estudiémosla del mismo modo que lo hemos hecho con el proemio. Dinos, pues, cuál es la naturaleza de la facultad dialéctica y en cuántas especies se divide y cuáles son sus caminos, porque éstos parece que van por fin a ser los que conduzcan a aquel lugar una vez llegados al cual podemos descansar de nuestro viaje ya terminado.
- Pero no serás ya capaz de seguirme, querido Galucón -dije-, aunque no por falta de buena voluntad por mi parte; y entonces contemplarías, no ya la imagen de lo que decimos, sino la verdad en sí, o al menos lo que yo entiendo por tal. Será así o no lo será, que sobre eso no vale la pena discutir; pero lo que sí se puede mantener es que hay algo semenjante que es necesario ver. ¿No es eso?
- ¿Cómo no?
- ¿No es verdad que la facultad dialéctica es la única que puede mostrarlo a quien sea conocedor de lo que ha poco enumerábamos, y que no es posible llegar a ello por ningún otro medio?
- También esto merece ser mantenido -dijo.
- He aquí una cosa al menos -dije yo- que nadie podrá afirmar contra lo que decimos, y es que exista otro método que intente, en todo caso y con respecto a cada cosa en sí, aprehender de manera sistemática lo que es cada una de ellas. Pues casi todas las demás artes versan o sobre las opiniones y deseos de los hombres o sobre los nacimientos y frabricaciones, o bien están dedicadas por entero al cuidado de as cosas nacidas y frabricadas. Y las restantes, de las que decíamos que aprehendían algo de lo que existe, es decir, la geometría y las que le siguen, ya vemos que no hacen más que soñar con lo que existe, pero que serán incaaces de contemplarlo en vigilia mientras, valiéndose de hipótesis, dejen éstas intactas por no poder dar cuenta de ellas. En efecto, cuando el principio es lo que uno no sabe y la conclusión y parte intermedia están entretejidas con lo que uno no conoce, ¿qué posibilidad existe de que una semenjante concatenación llegue jamás a ser conocimiento?
- Ninguna -dijo.
XIV. -Entonces-dije yo-, el método dialéctico es el único que, echando abajo las hipótesis, se encamina hacia el principio mismo para pisar allí terreno firme; y al ojo del alma, que está verdaderamente sumido en un bárbaro lodazal, lo atrae con suavidad y lo eleva a las alturas, utilizando como auxiliares en esta labor de atracción a las artes ha poco enumeradas, que, aunque por rutina las hemos llamado muchas veces conocimientos, necesitan otro nombre que se pueda aplicar a algo más claro que la opinión, pero más oscuro que el conocimiento.
PLATÓN, La República, 532 a-533 d.
I. Cuestiones
1. Analice el/la alumno/a el significado que tienen en el texto los conceptos de "dialéctica" y "contemplación".
2. Explique el/la alumno/a las razones por las que Platón afirma que la facultad dialéctica es la única que puede mostrar la verdad en sí.
I. Redacción:
La teoría platónica de las Ideas.


Pero no serás ya capaz de seguirme, querido Glaucón -dije-, aunque no por falta de buena voluntad por mi parte; y entonces contemplarías, no ya la imagen de lo que decimos, sino la verdad en sí, o al menos lo que yo entiendo por tal. Será así o no lo será, que sobre eso no vale la pena discutir; pero lo que sí se puede mantener es que hay algo semejante que es necesario ver. ¿No es eso?
- ¿Cómo no?
- ¿No es verdad que la facultad dialéctica es la única que puede mostrarlo a quien sea conocedor de lo que ha poco enumerábamos, y que no es posible llegar a ello por ningún otro medio?
- También esto merece ser mantenido -dijo.
- He aquí una cosa al menos -dije yo- que nadie podrá afirmar contra lo que decimos, y es que exista otro método que intente, en todo caso y con respecto a cada cosa en sí, aprehender de manera sistemática lo que es cada una de ellas. Pues casi todas las demás artes versan o sobre las opiniones y deseos de los hombres o sobre los nacimientos y fabricaciones, o bien están dedicadas por entero al cuidado de las cosas nacidas y fabricadas. Y las restantes, de las que decíamos que aprehendían algo de lo que existe, es decir, la geometría y las que le siguen, ya vemos que no hacen más que soñar con lo que existe, pero que serán incapaces de contemplarlo en vigilia mientras, valiéndose de hipótesis, dejen éstas intactas por no poder dar cuenta de ellas. En efecto, cuando el principio es lo que uno no sabe y la conclusión y parte intermedia están entretejidas con lo que uno no conoce, ¿qué posibilidad existe de que una semejante concatenación llegue jamás a ser conocimiento?
- Ninguna -dijo.
- Entonces -dije yo-, el método dialéctico es el único que, echando abajo las hipótesis, se encamina hacia el principio mismo para pisar allí terreno firme; y al ojo del alma, que está verdaderamente sumido en un bárbaro lodazal, lo atrae con suavidad y lo eleva a las alturas, utilizando como auxiliares en esta labor de atracción a las artes ha poco enumeradas, que, aunque por rutina las hemos llamado muchas veces conocimientos, necesitan otro nombre que se pueda aplicar a algo más claro que la opinión, pero más oscuro que el conocimiento. En algún momento anterior empleamos la palabra "pensamiento"; pero no me parece a mí que deban discutir por los nombres quienes tienen ante sí una investigación sobre cosas tan importantes como ahora nosotros.
Platón. La República
I. Cuestiones
1. Analice el alumno/a el significado que tienen en el texto las nociones de "facultad dialéctica" y "artes".
2. Explique el alumno/a las razones por las que Platón afirma: "el método dialéctico es el único que, echando abajo las hipótesis, se encamina hacia el principio mismo para pisar allí terreno firme".
I. Redacción
Educación y tipos de conocimiento en Platón.


Entonces no hay duda -dije yo- de que los tales no tendrán por real ninguna cosa más que las sombras de los objetos fabricados.
- Es enteramente forzoso -dijo.
- Examina, pues -dije-, qué pasaría si fueran liberados de sus cadenas y curados de su ignorancia, y si, conforme a su naturaleza, les ocurriera lo siguiente. Cuando uno de ellos fuera desatado y obligado a levantarse súbitamente y a volver el cuello y a andar y a mirar la luz, y cuando, al hacer todo esto, sintiera dolor y, por causa de la chiribitas, no fuera capaz de ver los objetos cuyas sombras veían antes, ¿qué crees que contestaría si le dijera alguien que antes no veía más que sombras inanes y que es ahora cuando, hallándose más cerca de la realidad y de cara a los objetos más reales, goza de una visión más verdadera, y si fuera mostrándole los objetos que pasan y obligándole a contestar sus propias preguntas acerca de qué es cada uno de ellos? ¿No crees que estaría perplejo y que lo que antes había contemplado le parecería más verdadero que lo que entonces se le mostraba?
- Mucho más -dijo.
- Y si se le obligara a fijar su vista en la luz misma, ¿no crees que le dolerían los ojos y que se escaparía, volviéndose hacia aquellos objetos que puede contemplar, y que consideraría que éstos objetos son realmente más claros que los que le muestra?
- Así es -dijo.
- Y si se lo llevaran de allí a la fuerza -dije-, obligándole a recorrer la áspera y escarpada subida, y no le dejaran antes de haberle arrastrado hasta la luz del sol, ¿no crees que sufriría y llevaría mal el ser arrastrado, y que, una vez llegado a la luz, tendría los ojos tan llenos de ella que no sería capaz de ver ni una sola de las cosas a las que ahora llamamos verdaderas?
- No, no sería capaz -dijo-, al menos por el momento.
- Necesitaría acostumbrarse, creo yo, para poder llegar a ver las cosas de arriba. Lo que vería más fácilmente serían, ante todo, las sombras ; luego, las imágenes de hombres y de otros objetos reflejados en las aguas, y más tarde, los objetos mismos. Y después de esto le sería más fácil el contemplar de noche las cosas del cielo y el cielo mismo, fijando su vista en la luz de las estrellas y la luna, que el ver de día el sol y lo que le es propio.
-¿Cómo no?
- Y por último, creo yo, sería el sol, pero no sus imágenes reflejadas en las aguas ni en ningún otro lugar ajeno a él, sino el propio sol en su dominio y tal cual es en sí mismo, lo que él estaría en condiciones de mirar y contemplar.
- Necesariamente- dijo.
- Y después de esto, colegiría ya con respecto al sol que es él quien produce las estaciones y los años y gobierna todo lo de la región visible, y que es, en cierto modo, el autor de todas aquellas cosas que ellos veían.
- Es evidente -dijo- que después de aquello vendría a pensar en eso otro.
- ¿Y qué? Cuando se acordara de su anterior habitación y de la ciencia de allí y de sus antiguos compañeros de cárcel, ¿no crees que se consideraría feliz por haber cambiado y que les compadecería a ellos?
- Efectivamente.
- Y si hubiese habido entre ellos algunos honores o alabanzas o recompensas que concedieran los unos a los otros que, por discernir con mayor penetración las sombras que pasaban y acordarse mejor de cuales entre ellas eran las que solían pasar delante o detrás o junto con otras, fuesen más capaces que nadie de profetizar, basado en ello, lo que iba a suceder, ¿crees que sentiría aquel nostalgia de estas cosas o que envidiaría a quienes gozaban de honores o poderes entre aquellos, o bien que le ocurriría lo de Homero, es decir, que preferiría decididamente "trabajar la tierra al servicio de otro hombre sin patrimonio" o sufrir cualquier otro destino antes que vivir en aquel mundo de lo opinable?
- Eso es lo que creo yo -dijo-: que preferiría cualquier otro destino antes que aquella vida.
- Ahora fíjate en esto -dije-: si, vuelto el tal allá abajo, ocupase de nuevo el mismo asiento, ¿no crees que se le llenarían los ojos de tinieblas, como a quien deja súbitamente la luz del sol?
- Ciertamente -dijo.
- Y si tuviese que competir de nuevo con los que habían pemanecido constantemente encadenados, opinando acerca de las sombras aquellas que, por no habérsele asentado todavía los ojos, ve con dificultad -y no sería muy corto el tiempo que necesitara para acostumbrarse -, ¿no daría que reir y no se diría de él que, por no haber subido arriba, ha vuelto con los ojos estropeados, y que no no vale la pena ni aun de intentar una semejante ascensión? ¿Y no matarían, si encontraran la manera de echarle mano y matarle, a quien intentara desatarles y hacerles subir?
Platón. La República
I. Cuestiones
1. Explique el significado conceptual que Platón da en el texto a las expresiones alegóricas "luz", "sombras", "visión más verdadera", "sol ... quien ... gobierna todo lo de la región visible".
2. Explique el alumno en qué argumento puedse basarse el interlocutor para asentir a la pregunta "¿Y no matarían..., a quien intentara desatarles y hacerles subir?".
I. Redacción
Ciencia, opinión y consejo entre los hombres.
No es nada extraño dijo.
- Antes bien dije-, toda persona razonable debe recordar que son dos las maneras y dos las causas por las cuales se ofuscan los ojos: al pasar de la luz a la tiniebla y al pasar de la tiniebla a la luz. Y, una vez haya pensado que también le ocurre lo mismo al alma, no se reirá insensatamente cuando viera a una, que por estar ofuscada, no es capaz de discernir los objetos, si no que averiguará si es que, viniendo de una vida más luminosa, está cegada por falta de costumbre o si, al pasar de una mayor ignorancia a una mayor luz, se ha deslumbrado por el exceso de ésta; y así considerará dichosa a la primera alma, que de tal manera se conduce y vive, y compadecerá a la otra, o bien, si quiere reírse de ella, esa su risa será menos ridícula que si se burlara del alma que desciende de la luz.
- Es muy razonable -asintió- lo que dices.
- Es necesario, por tanto -dije-, que, si esto es verdad, nosotros consideremos lo siguiente acerca de ello: que la educación no es tal como proclaman algunos que son. En efecto, dicen, según creo, que ellos proporcionan ciencia al alma que no la tiene del mismo modo que si infundiera vista a unos ojos ciegos.
- En efecto, así lo dicen -convino.
- Ahora bien, la discusión de ahora -dije- muestra que esta facultad, existente en el alma de cada uno, y el órgano con que cada cual aprende, deben volverse, apartándose de lo que nace, con el alma entera -del mismo modo que el ojo no es capaz de volverse hacia la luz, dejando la tiniebla, sino en compañía del cuerpo entero, hasta que se hallen en condiciones de afrontar la contemplación del ser, que es aquello a lo que llamamos bien. ¿No es eso?
- Eso es.
- Por consiguiente -dije-, puede haber un arte de descubrir cuál será la manera más fácil y eficaz para que este órgano se vuelva; pero no de infundirle visión, sino de procurar que se corrija lo que, teníendola ya, no está vuelto adonde debe ni mira adonde es menester.
- Tal parece -dijo.
- Y así, mientras las demás virtudes, las llamadas virtudes del alma, es posible que sean bastante parecidas a las del cuerpo -pues, aunque no existan en un principio, pueden realmente ser más tarde producidas por medio de la costumbre y el ejercicio-, en la del conocimiento se da el caso de que parece pertenecer a algo ciertamente más divino que jamás pierde su poder y que, según el lugar a que se vuelva, resulta útil y ventajoso o por el contrario, inútil y nocivo. ¿O es que no has observado con cuánta agudeza percibe el alma miserable de aquellos de quienes se dice que son malos, pero inteligentes, y con que penetración discierne aquello hacia lo, cual se vuelve, porque no tiene mala vista y está obligada de servir a la maldad, de manera que, cuanto mayor sea la agudeza de su mirada, tanto más serán los males que cometa el alma?
Platón. La República. Libro VII
I. Cuestiones
1. ¿Cómo utiliza Platón las metaforas de la luz y la vista en la relación al conocimiento?
2. ¿Qué particularidades tiene el conocimiento?
I. Redacción
Educación, conocimiento y bien en Platón.
Te has vuelto a olvidar, querido amigo -dije-, de que a la ley no le interesa nada que haya en la ciudad una clase que goce de particular felicidad, sino que se esfuerza porque ello le suceda a la ciudad entera, y por eso introduce armonía entre los ciudadanos por medio de la persuasión o de la fuerza, hace que unos hagan a otros partícipes de los beneficios con que cada cual pueda ser útil a la comunidad y ella misma forma en la ciudad hombres de esa clase, pero no para dejarles que cada uno se vuelva hacia donde quiera, sino para usar ella misma de ellos con miras a la unificación del Estado.
- Es verdad -dijo- Me olvidé de ello.
- Pues ahora -dije- observa, ¡Oh Glaucón!, que tampoco vamos a perjudicar a los filósofos que haya entre nosotros, sino a obligarles con palabras razonables, a que se cuiden de los demás y les protejan. Les diremos que es natural que las gentes tales que haya en las demás ciudades no participen de los trabajos de ellas, porque se forman solos, contra la voluntad de sus respectivos gobiernos, y cuando alguien se forma solo y no debe a nadie su crianza, es justo que tampoco se preocupe de reintegrar a nadie el importe de ella. Pero a vosotros os hemos engendrado nosotros, para vosotros mismos y para el resto de la ciudad, en calidad de jefes y reyes, como los de las colmenas, mejor y más completamente educados que aquéllos y más capaces, por tanto, de participar de ambos aspectos. Tenéis, pues, que ir bajando uno tras otro a la vivienda de los demás y acostumbraros a ver en la oscuridad. Una vez acostumbrados, veréis infinitamente mejor que los de allí y conoceréis lo que es cada imagen y de qué lo es, porque habréis visto ya la verdad con respecto a lo bello y a lo justo y a lo bueno. Y así, la ciudad nuestra y vuestra vivirá a la luz del día, y no entre sueños, como viven ahora la mayor parte de ellas por obra de quienes luchan unos con otros por vanas sombras o se disputan el mando como si éste fuera algún gran bien. Mas la verdad es, creo yo, lo siguiente: la ciudad en que estén menos ansiosos por ser gobernantes quienes hayan de serlo, ésa ha de ser forzosamente la que viva mejor y con menos disensiones que ninguna; y la que tenga otra clase de gobernantes, de modo distinto.
- Efectivamente -dijo.
- ¿Crees, pues, que nos desobedecerán los pupilos cuando oigan esto, y que se negarán a compartir por turno los trabajos de la comunidad, viviendo el mucho tiempo restante todos juntos y en el mundo de lo puro?
- Imposible -dijo-. Pues son hombres justos a quienes ordenaremos cosas justas. Pero no hay duda de que cada uno de ellos irá al gobierno como a algo inevitable, al revés que quienes ahora gobiernan en las distintas ciudades.
- Así es, compañero -dije yo-. Si encuentras modo de proporcionar a los que han de mandar una vida mejor que la del gobernante, es posible que llegues a tener una ciudad bien gobernada, pues ésta será la única en que manden los verdaderos ricos, que no lo son en oro, sino en lo que hay que poseer en abundancia para ser feliz: una vida buena y juiciosa.
Platón. La República. Libro VII
I. Cuestiones
1. ¿Cuál es la función de la "ley" en la ciudad?
2. ¿Qué relación hay en el texto de Platón entre conocimiento verdadero y política?
I. Redacción
Gobierno de la ciudad y vida buena y juiciosa

martes, 6 de octubre de 2009

Platón .Mito del carro alado

Mito del Carro Alado

Alegoría que utiliza Platón para describir las partes del alma y el afán humano por el conocimiento y el ser.

En el diálogo “Fedro” Platón trata la cuestión del la esencia y partes del alma. Comienza señalando que parece más adecuada, dada la dificultad del tema, la exposición alegórica que la investigación racional e inmediatamente nos presenta el mito del carro alado. Veamos un resumen literal del mismo: el alma es como una fuerza natural que mantienen unidos un carro y su auriga, sostenidos por alas. Los caballos y los aurigas de los dioses son todos ellos buenos; los de los hombres no. En nuestro caso, el auriga guía una pareja de caballos, uno hermoso y bueno, otro feo y malo, por lo que para nosotros la conducción resultará dura y difícil.
El alma tiene como tarea el cuidado de lo que es inanimado y recorre todo el cielo. Cuando es perfecta vuela por las alturas y administra todo el mundo; en cambio la que ha perdido las alas es arrastrada hasta que se apodera de algo sólido donde se establece tomando un cuerpo terrestre. A causa de la fuerza del alma, este cuerpo parece moverse a sí mismo y ambos ―cuerpo y alma― reciben el nombre de ser viviente.
La fuerza del ala consiste en llevar hacia arriba lo pesado, elevándose hacia el lugar en donde habitan los dioses. Lo divino es hermoso, sabio y bueno y esto es lo que más alimenta y hace crecer las alas; en cambio lo vergonzoso, lo malo y todas las demás cosas contrarias a aquellas las consume y las hace perecer. Dirigidas por Zeus, las almas de los dioses y las de los hombres marchan por el cielo ordenando y cuidando todo. Después de realizar su tarea van a buscar su alimento hacia el mundo supraceleste, hacia la realidad que se encuentra más allá de la bóveda del cielo. En ese lugar se halla la Justicia, la esencia cuyo ser es realmente ser, el ser incoloro, intangible, cuya esencia es sólo vista por el entendimiento, piloto del alma, y alrededor de la que crece el verdadero Saber, pero no la ciencia de lo que nace y muere, de lo relativo, sino la ciencia de lo que es verdaderamente ser.
Las almas de los dioses, dado que son conducidas por dos caballos buenos y dóciles, ascienden sin problemas. La mente de los dioses se nutre de un saber y entender puro por lo que al ver lo que allí se encuentra, se alimenta, se llena de contento y descansa hasta que el movimiento, en su ronda, la vuelve a su sitio. Las almas de los hombres suben con dificultad pues el caballo que tiene mala constitución es pesado e inclina y fatiga al auriga que no lo ha alimentado convenientemente. Así se encuentra el alma con su dura y fatigosa prueba.
De las almas humanas, la que mejor ha seguido al dios y más se le parece consigue ver algo, otras no pueden alcanzar la visión del ser, por lo que les queda la opinión por alimento, “el porqué de todo este empeño por divisar dónde está la llanura de la Verdad, se debe a que el pasto adecuado para la mejor parte del alma es el que viene del prado que allí hay, y el que la naturaleza del ala, que hace ligera al alma, de él se nutre.” Las almas que no han podido vislumbrar nada de lo que allí se encuentra se van gravitando llenas de olvido y dejadez, pierden las alas y caen a tierra.

Las siguientes tesis resumen la interpretación más sencilla del mito:

el alma es el principio de vida gracias al cual los seres vivos pueden realizar los movimientos que le son propios;

las cosas naturales están dirigidas y controladas por la divinidad (hipótesis providencialista y teleológica que luego encontraremos en gran parte de la filosofía posterior);

el alma humana participa de algún modo de la naturaleza divina, pero también de un principio opuesto que la pervierte y la hace caer al mundo de la finitud, contingencia y muerte;

la parte más excelente del alma humana es semejante a la mente de los dioses y, como la de ellos, se nutre del conocimiento;

frente a la realidad física, más allá de la Naturaleza, en el “ámbito supraceleste”, se encuentra la auténtica realidad, el ser verdadero caracterizado como la esencia que permanece siempre idéntica a sí misma, que carece de propiedades físicas (“incolora e intangible”) y se ofrece sólo al entendimiento (dualismo ontológico);

nuestro destino está en ese mundo perfecto, mundo al que se llega básicamente mediante la Ciencia de lo absoluto (la filosofía o dialéctica) no mediante el conocimiento de lo relativo y mudable (la opinión);

cuando se encarna, el alma olvida aquello que ha conseguido vislumbrar en el mundo supraceleste (rudimentos de la teoría de la reminiscencia);

es habitual también buscar la correspondencia de las partes del alma con los elementos que aparecen en el mito del carro alado: el auriga representa la parte racional, destinada a la dirección de la vida humana, al conocimiento y lo más divino que se encuentra en nosotros; el caballo bueno representa la parte irascible, aquello que permite al alma la realización de acciones buenas y bellas; el caballo malo y rebelde representa la parte concupiscible, aquello que fomenta en nosotros deseos y pasiones y que nos impulsa hacia el ámbito de lo sensible.

Este mito resume perfectamente la propuesta que recorre la totalidad de la filosofía platónica: realizar en esta vida y de forma radical la belleza, verdad y bondad (dado que “lo divino es hermoso, sabio y bueno y esto es lo que más alimenta y hace crecer las alas”).

"Sobre su inmortalidad, pues, basta con lo dicho. Acerca de su idea debe decirse lo siguiente: descubrir cómo es el alma sería cosa de una investigación en todos los sentidos y totalmente divina, además de larga; pero decir a qué es semejante puede ser el objeto de una investigación humana y más breve; procedamos, por consiguiente, así. Es, pues, semejante el alma a cierta fuerza natural que mantiene unidos un carro y su auriga, sostenidos por alas. Los caballos y aurigas de los dioses son todos ellos buenos y constituidos de buenos elementos; los de los demás están mezclados. En primer lugar, tratándose de nosotros, el conductor guía una pareja de caballos; después, de los caballos, el uno es hermoso, bueno y constituido de elementos de la misma índole; el otro está constituido de elementos contrarios y es él mismo contrario. En consecuencia, en nosotros resulta necesariamente dura y difícil la conducción.
Hemos de intentar ahora decir cómo el ser viviente ha venido a llamarse "mortal" e "inmortal". Toda alma está al cuidado de lo que es inanimado, y recorre todo el cielo, revistiendo unas veces una forma y otras otra. Y así, cuando es perfecta y alada, vuela por las alturas y administra todo el mundo; en cambio, la que ha perdido las alas es arrastrada hasta que se apodera de algo sólido donde se establece tomando un cuerpo terrestre que parece moverse a sí mismo a causa de la fuerza de aquella, y este todo, alma y cuerpo unidos, se llama ser viviente y tiene el sobrenombre de mortal. En cuanto al inmortal, no hay ningún razonamiento que nos permita explicarlo racionalmente; pero, no habiéndola visto ni comprendido de un modo suficiente, nos forjamos de la divinidad una idea representándonosla como un ser viviente inmortal, con alma y cuerpo naturalmente unidos por toda la eternidad. Esto, sin embargo, que sea y se exponga como agrade a la divinidad. Consideremos la causa de la pérdida de las alas, y por la que se le desprenden al alma. Es algo así como lo que sigue.
La fuerza del ala consiste, naturalmente, en llevar hacia arriba lo pesado, elevándose por donde habita la raza de los dioses, y así es, en cierto modo, de todo lo relacionado con el cuerpo, lo que en más grado participa de lo divino. Ahora bien: lo divino es hermoso, sabio, bueno, y todo lo que es de esta índole; esto es, pues, lo que más alimenta y hace crecer las alas; en cambio, lo vergonzoso, lo malo, y todas las demás cosas contrarias a aquellas, las consume y las hace perecer. Pues bien: el gran jefe del cielo, Zeus, dirigiendo su carro alado, marcha el primero, ordenándolo todo y cuidándolo. Le sigue un ejército de dioses y demonios ordenado en once divisiones pues Hestia queda en la casa de los dioses, sola. Todos los demás clasificados en el número de los doce y considerados como dioses directores van al frente de la fila que a cada uno ha sido asignada. Son muchos en verdad, y beatíficos, los espectáculos que ofrecen las rutas del interior del cielo que la raza de los bienaventurados recorre llevando a cabo cada uno su propia misión, y los sigue el que persevera en el querer y en el poder, pues la Envidia está fuera del coro de los dioses. Ahora bien, siempre que van al banquete y al festín, marchan hacia las regiones escarpadas que conducen a la cima de la bóveda del cielo. Por allí, los carros de los dioses, bien equilibrados y dóciles a las riendas, marchan fácilmente, pero los otros con dificultad, pues el caballo que tiene mala constitución es pesado e inclina hacia la tierra y fatiga al auriga que no lo ha alimentado convenientemente. Allí se encuentra el alma con su dura y fatigosa prueba. Pues las que se llaman inmortales, cuando han alcanzado la cima, saliéndose fuera, se alzan sobre la espalda del cielo, y al alzarse se las lleva el movimiento circular en su órbita, y contemplan lo que está al otro lado del cielo.
A este lugar supraceleste, no lo ha cantado poeta alguno de los de aquí abajo, ni lo cantará jamás como merece, pero es algo como esto -ya que se ha de tener el coraje de decir la verdad, y sobre todo cuando es de ella de la que se habla-: porque, incolora, informe, intangible esa esencia cuyo ser es realmente ser, vista sólo por el entendimiento, piloto del alma, y alrededor de la que crece el verdadero saber, ocupa, precisamente, tal lugar. Como la mente de lo divino se alimenta de un entender y saber incontaminado, lo mismo que toda alma que tenga empeño en recibir lo que le conviene, viendo, al cabo del tiempo, el ser, se llena de contento, y en la contemplación de la verdad, encuentra su alimento y bienestar, hasta que el movimiento, en su ronda, la vuelva a su sitio. En esta giro, tiene ante su vista a la misma justicia, tiene antes su vista a la sensatez, tiene ante su vista a la ciencia, y no aquella a la que le es propio la génesis, ni la que, de algún modo, es otra al ser en otro -en eso otro que nosotros llamamos entes-, sino esa ciencia que es de lo que verdaderamente es ser. Y habiendo visto, de la misma manera, todos los otros seres que de verdad son, y nutrida de ellos, se hunde de nuevo en el interior del cielo, y vuelve a su casa. Una vez que ha llegado, el auriga detiene los caballos ante el pesebre, le echa pienso y ambrosía, y los abreva con néctar.
Tal es pues la vida de los dioses. De las otras almas, la que mejor ha seguido al dios y más se le parece, levanta la cabeza del auriga hacia el lugar exterior, siguiendo, en su giro, el movimiento celeste, pero, soliviantada por los caballos, apenas si alcanza a ver los seres. Hay alguna que, a ratos, se alza, a ratos se hunde y, forzada por los caballos, ve unas cosas sí y otras no. Las hay que, deseosas todas de las alturas, siguen adelante, pero no lo consiguen y acaban sumergiéndose en ese movimiento que las arrastra, pateándose y amontonándose, al intentar ser unas más que otras. Confusión, pues, y porfías y supremas fatigas donde, por torpeza de los aurigas, se quedan muchas renqueantes, y a otras muchas se les parten muchas alas. Todas, en fin, después de tantas penas, tiene que irse sin haber podido alcanzar la visión del ser; y, una vez que se han ido, les queda sólo la opinión por alimento. El porqué de todo este empeño por divisar dónde está la llanura de la Verdad, se debe a que el pasto adecuado para la mejor parte del alma es el que viene del prado que allí hay, y el que la naturaleza del ala, que hace ligera al alma, de él se nutre. Así es, pues, el precepto de Adrastea. Cualquier alma, que, en el séquito de lo divino, haya vislumbrado algo de lo verdadero, estará indemne hasta el próximo giro y, siempre que haga lo mismo, estará libre de daño. Pero cuando, por no haber podido seguirlo, no lo ha visto, y por cualquier azaroso suceso se va gravitando llena de olvido y dejadez, debido a este lastre, pierde las alas y cae a tierra"

Fedro, 246 d 3- 248 d


En http://www.e-torredebabel.com

jueves, 17 de septiembre de 2009

La muerte de Sócrates en El Fedón de Platón

A mí me llama ya ahora el destino, diría un héroe de tragedia, y casi es la hora de encaminarme al baño, pues me parece mejor beber el veneno una vez lavado y no causar a las mujeres la molestia de lavar un cadáver.

Al acabar de decir esto, le preguntó Critón:

—Está bien, Sócrates. Pero ¿qué nos encargas hacer a éstos o a mí, bien con respecto a tus hijos o con respecto a cualquier otra cosa, que pudiera ser más de tu agrado si lo hiciéramos?

—Lo que siempre estoy diciendo, Critón —respondió—, nada nuevo. Si os cuidáis de vosotros mismos, cualquier cosa que hagáis no sólo será de mi agrado, sino también del agrado de los míos y del propio vuestro, aunque ahora no lo reconozcáis. En cambio, si os descuidáis de vosotros mismos y no queréis vivir siguiendo, por decirlo así, las huellas de lo que ahora y en el pasado se ha dicho, por más que ahora hagáis muchas vehementes promesas, no conseguiréis nada.

—Descuida —replicó—, que pondremos nuestro empeño en hacerlo así. Pero ¿de qué manera debemos sepultarte?

—Como queráis —respondió—, si es que me cogéis y no me escapo de vosotros.

Y, a la vez que sonreía serenamente, nos dijo, dirigiendo su mirada hacia nosotros:

—No logro, amigos, convencer a Critón de que yo soy ese Sócrates que conversa ahora con vosotros y que ordena cada cosa que se dice, sino que cree que soy aquel que verá cadáver dentro de un rato, y me pregunta por eso cómo debe hacer mi sepelio. Y el que yo desde hace rato esté dando muchas razones para probar que, en cuanto beba el veneno, ya no permaneceré con vosotros, sino que me iré hacia una felicidad propia de bienaventurados, parécele vano empeño y que lo hago para consolaros a vosotros al tiempo que a mí mismo. Así que —agregó—, salidme fiadores ante Critón, pero de la fianza contraria a la que éste presentó ante los jueces. Pues éste garantizó que yo permanecería. Vosotros garantizad que no permaneceré una vez que muera, sino que me marcharé para que así Critón lo soporte mejor y, al ver quemar o enterrar mi cuerpo, no se irrite como si yo estuviera padeciendo cosas terribles, ni diga durante el funeral que expone, lleva a enterrar o está enterrando a Sócrates. Pues ten bien sabido, oh excelente Critón —añadió—, que el no hablar con propiedad no sólo es una falta en eso mismo, sino también produce mal en las almas. Ea, pues, es preciso que estés animoso, y que digas que es mi cuerpo lo que sepultas, y que lo sepultas como a ti te guste y pienses que está más de acuerdo con las costumbres.

Al terminar de decir esto, se levantó y se fue a una habitación para lavarse. Critón le siguió, pero a nosotros nos mandó que le esperáramos allí. Esperamos, pues, charlando entre nosotros sobre lo dicho y volviéndolo a considerar, a ratos, también comentando cuán grande era la desgracia que nos había acontecido, pues pensábamos que íbamos a pasar el resto de la vida huérfanos, como si hubiéramos sido privados de nuestro padre. Y una vez que se hubo lavado y trajeron a su lado a sus hijos —pues tenía dos pequeños y uno ya crecido— y llegaron también las mujeres de su familia, conversó con ellos en presencia de Critón y, después de hacerles las recomendaciones que quiso, ordenó retirarse a las mujeres y a los niños, y vino a reunirse con nosotros. El sol estaba ya cerca de su ocaso, pues había pasado mucho tiempo dentro. Llegó recién lavado, se sentó, y después de esto no se habló mucho. Vino el servidor de los Once y, deteniéndose a su lado, le dijo:

—Oh Sócrates, no te censuraré a ti lo que censuro a los demás, el que se irritan contra mí y me maldicen cuando les transmito la orden de beber el veneno que me dan los magistrados. Pero tú, lo he reconocido en otras ocasiones durante todo este tiempo, eres el hombre más noble, de mayor mansedumbre y mejor de los que han llegado aquí, y ahora también sé que no estás enojado conmigo, sino con los que sabes que son los culpables. Así que ahora, puesto que conoces el mensaje que te traigo, salud, e intenta soportar con la mayor resignación lo necesario. Y rompiendo a llorar, diose la vuelta y se retiró.

Sócrates, entonces, levantando su mirada hacia él, le dijo:

—También tú recibe mi saludo, que nosotros así lo haremos.

Y, dirigiéndose después a nosotros, agregó:

—¡Qué hombre tan amable! Durante todo el tiempo que he pasado aquí vino a verme, charló de vez en cuando conmigo y fue el mejor de los hombres. Y ahora ¡qué noblemente me llora! Así que, hagámosle caso, Critón, y que traiga alguno el veneno, si es que está triturado. Y si no, que lo triture nuestro hombre.

—Pero, Sócrates —le dijo Critón—, el sol, según creo, está todavía sobre las montañas y aún no se ha puesto. Y me consta, además, que ha habido otros que lo han tomado mucho después de haberles sido comunicada la orden y tras haber comido y bebido a placer, y algunos, incluso, tras haber tenido contacto con aquellos que deseaban. Ea, pues, no te apresures, que todavía hay tiempo.

—Es natural que obren así, Critón —repuso Sócrates—, ésos que tú dices, pues creen sacar provecho al hacer eso. Pero también es natural que yo no lo haga, porque no creo que saque otro provecho, al beberlo un poco después, que el de incurrir en ridículo conmigo mismo, mostrándome ansioso y avaro de la vida cuando ya no me queda ni una brizna. Anda, obedéceme —terminó— y haz como te digo.

Al oírle, Critón hizo una señal con la cabeza a un esclavo que estaba a su lado. Salió éste y, después de un largo rato, regresó con el que debía darle el veneno, que traía triturado en una copa. Al verle, Sócrates le preguntó:

—Y bien, buen hombre, tú que entiendes de estas cosas, ¿qué debo hacer?

—Nada más que beberlo y pasearte —le respondió— hasta que se te pongan las piernas pesadas, y luego tumbarte. Así hará su efecto.

Y, a la vez que dijo esto, tendió la copa a Sócrates.

Tomola éste con gran tranquilidad, sin el más leve temblor y sin alterarse en lo más mínimo ni en su color ni en su semblante, miró al individuo de frente, según tenía por costumbre, y le dijo:

—¿Qué dices de esta bebida con respecto a hacer una libación a alguna divinidad? ¿Se puede o no?

—Tan sólo trituramos, Sócrates —le respondió—, la cantidad que juzgamos precisa para beber.

—Me doy cuenta —contestó—. Pero al menos es posible, y también se debe, suplicar a los dioses que resulte feliz mi emigración de aquí a allá. Esto es lo que suplico: ¡que así sea!

Y después de decir estas palabras, lo bebió, conteniendo la respiración, sin repugnancia y sin dificultad.

Hasta este momento la mayor parte de nosotros fue bastante capaz de contener el llanto; pero cuando le vimos beber y cómo lo había bebido, ya no pudimos contenernos. A mí también, y contra mi voluntad, caíanme las lágrimas a raudales, de tal manera que, cubriéndome el rostro, lloré por mí mismo, pues ciertamente no era por aquél por quien lloraba, sino por mi propia desventura, al haber sido privado de tal amigo. Critón, como aun antes que yo no había sido capaz de contener las lágrimas, se había levantado. Y Apolodoro, que ya con anterioridad no había cesado un momento de llorar, rompió a gemir entonces, entre lágrimas y demostraciones de indignación, de tal forma que no hubo nadie de los presentes, con excepción del propio Sócrates, a quien no conmoviera.

Pero entonces nos dijo:

—¿Qué hacéis, hombres extraños? Si mandé afuera a las mujeres fue por esto en especial, para que no importunasen de ese modo, pues tengo oído que se debe morir entre palabras de buen augurio. Ea, pues, estad tranquilos y mostraos fuertes.

Y, al oírle nosotros, sentimos vergüenza y contuvimos el llanto. Él, por su parte, después de haberse paseado, cuando dijo que se le ponían pesadas las piernas, se acostó boca arriba, pues así se lo había aconsejado el hombre. Al mismo tiempo, el que le había dado el veneno le cogió los pies y las piernas y se los observaba a intervalos. Luego, le apretó fuertemente el pie y le preguntó si lo sentía. Sócrates dijo que no. A continuación hizo lo mismo con las piernas y, yendo subiendo de este modo, nos mostró que se iba enfriando y quedándose rígido. Y siguiole tocando y nos dijo que cuando le llegara al corazón se moriría.

Tenía ya casi fría la región del vientre cuando, descubriendo su rostro —pues se lo había cubierto—, dijo éstas, que fueron sus últimas palabras:

—Oh, Critón, debemos un gallo a Asclepio. Pagad la deuda y no la paséis por alto.

—Descuida, que así se hará —le respondió Critón—. Mira si tienes que decir algo más.

A esta pregunta de Critón ya no contestó, sino que, al cabo de un rato, tuvo un estremecimiento y el hombre le descubrió: tenía la mirada inmóvil. Al verlo, Critón le cerró la boca y los ojos.

Así fue el fin de nuestro amigo, de un varón que, como podríamos afirmar, fue el mejor, a más de ser el más sensato y justo de los hombres de su tiempo que tratamos.

(Platón, Fedón, 114e—118a)

Poema del ser de Parménides

POEMA DEL SER (por Parménides de Elea)

Proemio
FRAGMENTO 1
Los corceles me arrastran, tan lejos como el ánimo anhela
me llevaron. Y una vez que en el renombrado camino
de la Diosa me hubieron puesto, que lleva al varón sapiente a través de los poblados, por allí me condujeron.
Por allí me llevaban los hábiles corceles
tirando del carruaje; las doncellas indicaban el camino.
En los cubos del eje con estridente sonido rechinaban
ardiendo (acelerado por dos vertiginosas
ruedas, de ambos lados) cuando se apresuraban a escoltar
las doncellas Helíadas, abandonadas ya las moradas de la noche
hacia la luz, habiendo con sus manos los velos de la cabeza retirado.
Allí [están] las puestas de los senderos de la noche y del día
y en torno a ellas, dintel y umbral de piedra,
y ellas mismas, etéreas, cerradas por inmensas batientes hojas
de las que Dike, la de los múltiples castigos, las llaves guarda de doble uso.
Le hablaron las doncellas con blandas palabras
y sabiamente persuadieron a que el enclavijado cerrojo
prontamente de las puertas les quitase. Y éstas de la entrada
el inmenso abismo produjeron al abrirse. Los broncíneos
postes en sus goznes uno tras otro giraron
de clavijas y pernos guarnecidos. Y a través de las puertas,
derecho por el camino, carro y caballos las doncellas condujeron.
Y la diosa benevolente me recibió; con su mano
mi mano derecha cogiendo, con estas palabras a mi se dirigió:
Mancebo, de auriga inmortales compañero compañero,
que con sus caballos que te traen , a nuestra morada llegas,
¡salud!, que no una mala moira te envió a seguir
este camino (pues fuera del sendero de los humanos está),
sino Themis y Dike. Y así tendrás todo que averiguar,
tanto de la bien redonda verdad el corazón imperturbable
como de los mortales los pareceres en los que verdadera fidelidad no hay,
y aprenderás también esto: cómo lo múltiple pareciente
tenía que hacerse aceptable, penetrándolo todo por todas partes.



Vía de la Verdad.
FRAGMENTO 2:
Pues bien, yo te diré -cuida tu de la palabra escuchada-
las únicas vías de indagación que se echan de ver.
La primera, que es y que no es posible no ser,
de persuasión es sendero (pues a la verdad sigue).
La otra, que no es y que es necesario no ser,
un sendero, te digo, enteramente impracticable.
Pues no conocerías lo no ente (no es hacedero)
ni decirlo podrías en palabras.
FRAGMENTO 3:
...pues lo mismo es inteligir y ser.
FRAGMENTO 4:
Pero mira: lo ausente está a la vez firmemente presente para el noûs,
porque [el noûs] no apuntará lo ente de su conexión con lo ente,
ni disperso por todas partes y de todos lo modos según un orden,
ni reunido en sólida consistencia.
FRAGMENTO 5:
Indiferente es para mi por donde empiece, pues allá retornaré de nuevo.
FRAGMENTO 6:
Necesario es decir e inteligir que lo ente es. Pues es ser
pero nada no es. Te intimo a que todo esto pienses.
Y primero de esta vía de indagación yo te aparto,
pero luego también de aquella por donde los mortales que nada saben
van errantes, bicéfalos: pues el desconcierto en sus
pechos dirige el errabundo noûs. Arrastrados,
sordos a a la vez que ciegos, estupefactos, masas indecisas
para quienes ser y no ser son lo mismo
y no lo mismo, y el sendero de todo es revertiente.
FRAGMENTO 7:
Pues nunca esto dominarás: ser los no entes.
Aparta tu el pensamiento de esta vía de indagación;
ni la costumbre multiexperta te fuerce por ella
a agitar el ojo sin vista y el oído retumbante
y la lengua; mas discierne con el logos el polémico reproche
por mí expresado.
FRAGMENTO 8:
Un sólo decir aun como vía
queda: que es. Por esta vía hay signos distintivos
muchos: que lo ente ingénito e imperecedero es.
porque es único, imperturbable y sin fin.
No era alguna vez, ni será, pues ahora es, todo a la vez.
uno solo, compacto. Pues ¿qué nacimiento le buscarás,
cómo, de dónde ha crecido? No te dejo "de lo no ente"
decir ni inteligir, pues ni decible ni inteligible
es que no es. ¿Y que necesidad lo habría impelido
después o entes, si empezó de la nada, a llegar a ser?
Y así o el todo ser es necesario o no [ser].
Ni jamás de lo no ente permitirá la fuerza de la persuasión
que llegué a ser algo junto a él. Por lo cual ni llegar a ser
ni dejar de ser permitió Dike, soltando cadenas
sino que las retiene. La decisión sobre esto consiste en lo siguiente:
es o no es. Pero ya está decidido, como [es] necesidad,
que una [de las vías] es impensable, sin nombre (porque no es verdadero
camino), en cambio, la otra es y es genuina.
¿Cómo podría después dejar de ser los entes? ¿Cómo llegaría ser?
Si llegó a ser, no es, ni tampoco si va a ser alguna vez.
Y así se extingue la génesis e ignota [es] la ruina.
Ni tampoco es divisible, porque es entero igual.
Ni es algo más por aquí, que le impediría ser compacto,
ni menos, pues está enteramente pleno de lo ente.
Y así es entero compacto. Pues lo ente confina con lo ente.
Pero inmóvil en los límites de ingentes vínculos
es, sin principio, sin cesación, pues génesis y ruina
muy lejos fueron apartados; expulsólos la firmeza verdadera.
El mismo en lo mismo permaneciendo en si mismo yace,
y así firmemente ahí mismo queda. Pues la poderosa Ananke
Lo retiene en vínculos del límite, que lo cierra en torno:
por lo cual, es divina disposición que lo ente no es inconsumado,
porque no es indigente; en cambio, si fuera lo no ente, de todo carecería.
Lo mismo es el inteligir y aquello y aquello por lo cual el inteligir es.
Pues no sin lo ente, del que depende, una vez expresado,
encontrarás el inteligir. Pues nada es ni será
fuera de los entes; puesto que Moira lo ató
a ser entero e inmóvil. Y así todo será nombre
cuando los mortales establecieron, confiando ser verdadero:
llegar a ser y dejar de ser, ser y no [ser],
y cambiar de lugar y variar el color esplendente.
Pero por ser límite extremo, es perfecto
de todas partes, semejante a la masa de bien redonda esfera,
equilibrado del centro a todas partes. Pues nada mayor
ni nada menor puede ser por aquí y por allí,
pues ni lo no ente es, que pudiera impedirle alcanzar
la igualdad, ni lo ente, para que fuese de ente
más aquí y menos allí, pues todo entero es incólume.
Y siendo por todas parte a si mismo igual, comparece igualmente en sus límites.
Con esto termino para ti el logos fiable y el pensar
en torno a la verdad. desde aquí los pareceres mortales
aprende, escuchando el orden engañosos de mis palabras.

Vía de la Doxa.
Acordaron dar forma a dos formas,
para ambas una sola no es necesario, en lo que errados están.
Separen los contrarios por su hechura y pusieron señales
que los apartan entre sí, aquí de la llama fuego etéreo,
benigno, livianísimo, a sí mismo en todas partes idéntico,
a lo otro no idéntico. Más también aquello
que se le opone: oscura noche, de espesos y pesados trazos.
Toda esta aparente ordenación te expongo
para que ningún juicio de mortales te sobrepase.
FRAGMENTO 9
Pero ya que todo fue luz y noche nombrado
y éstas, Según sus virtualidades [fueron atribuidas] a tales o cuales cosas
todo lleno está, a la vez, de luz y de noche invisible,
ambas iguales, porque nada hay allende estas dos.
FRAGMENTO 10
Conocerás la phísis etérea y en el éter todos
los signos, y del resplandeciente sol, pura
antorcha, las obras devastadoras, y de dónde llegó a ser.
Y las circulantes obras averiguarás de la luna de redondo eje
y su origen. Conocerás el cielo que retiene [todo] en torno,
de dónde emergió y cómo lo forzó impelente
Ananke a retener los límites de los astros.
FRAGMENTO11
Cómo tierra, sol y luna
y éter común y celestial Vía Láctea y Olimpo
extremo y fuerza ardiente de los astros, fueron impelidos
a llegar a ser.
FRAGMENTO 12
Los anillos más estrechos se llenaron de fuego sin mezcla,
los siguientes, de noche; y de entre ambos se proyecta porción de llama.
Y en el medio de estos, la diosa que todo lo dirige,
pues en todas partes rige el doloroso nacimiento y la mezcla,
enviando a lo masculino lo femenino para mezclarse y, a su vez, contrariamente,
lo masculino a lo femenino.
FRAGMENTO 13
Primero de todos los dioses a Eros inventó.
FRAGMENTO 14
Noctiluciente, en torno a la tierra, errante, ajena luz.
FRAGMENTO 15
Siempre inquisidora mirando hacia los rayos del sol.
FRAGMENTO 15a
[La tierra es] acuarraigada
FRAGMENTO16
Pues al modo como cada cual tiene la mezcla de muy extraviados miembros
así el noûs está a disposición de los hombres. Pues lo mismo
es lo que reflexiona, phýsis de miembros para los hombres,
para todos y para todo. Pues lo más es el pensamiento.
FRAGMENTO 17
A la derecha los jóvenes, a la izquierda las doncellas...
FRAGMENTO 18
Cuando la mujer y el hombre mezclan juntos simientes de Venus,
en las venas la conformadora fuerza, de sangres diversas procedente,
guardando un justo equilibrio, plasma cuerpos bien dispuestos.
Pero si, al mezclarse los simientes, las fuerzas pugnan
sin hacer una sola, mezclados los cuerpos, funestas
resultarán por su doble simiente el naciente sexo.
FRAGMENTO 19
Así, pues, emergieron, según el parecer, estas cosas y ahora son,
y, a partir de aquí, habiendo madurado, acabarán.
A ellos los hombres nombre impusieron acuñado para cada cual.

versos aúreos Pitágoras

Pitágoras

LOS VERSOS DE ORO


Honra, en primer lugar,
y venera a los dioses inmortales,
a cada uno de acuerdo a su rango.
Respeta luego el juramento,
y reverencia a los héroes ilustres,
y también a los genios subterráneos:
cumplirás así lo que las leyes mandan.
Honra luego a tus padres
y a tus parientes de sangre.
Y de los demás, hazte amigo
del que descuella en virtud.

Cede a las palabras gentiles
y no te opongas a los actos provechosos.
No guardes rencor
al amigo por una falta leve.

Estas cosas hazlas
en la medida de tus fuerzas,
pues lo posible se encuentra
junto a lo necesario.

Compenétrate en cumplir
estos preceptos,
pero atiénete a dominar
ante todo las necesidades
de tu estómago y de tu sueño,
después los arranques
de tus apetitos y de tu ira.

No cometas nunca
una acción vergonzosa,
Ni con nadie, ni a solas:
Por encima de todo,
respétate a ti mismo.

Seguidamente ejércete
en practicar la justicia,
en palabras y en obras,
Aprende a no comportarte
sin razón jamás.

Y sabiendo que morir
es la ley fatal para todos,
que las riquezas,
unas veces te plazca ganarlas
y otras te plazca perderlas.

De los sufrimientos que caben
a los mortales por divino designio,
la parte que a ti corresponde,
sopórtala sin indignación;
pero es legítimo que le busques remedio
en la medida de tus fuerzas;
porque no son tantas las desgracias
que caen sobre los hombres buenos.

Muchas son las voces,
unas indignas, otras nobles,
que vienen a herir el oído:
Que no te turben ni tampoco
te vuelvas para no oírlas.
Cuando oigas una mentira,
sopórtalo con calma.

Pero lo que ahora voy a decirte
es preciso que lo cumplas siempre:
Que nadie, por sus dichos o por sus actos,
te conmueva para que hagas o digas
nada que no sea lo mejor para ti.

Reflexiona antes de obrar
para no cometer tonterías:
Obrar y hablar sin discernimiento
es de pobres gentes.
Tú en cambio siempre harás
lo que no pueda dañarte.

No entres en asuntos que ignoras,
mas aprende lo que es necesario:
tal es la norma de una vida agradable.

Tampoco descuides tu salud,
ten moderación en el comer o el beber,
y en la ejercitación del cuerpo.
Por moderación entiendo
lo que no te haga daño.
Acostúmbrate a una vida sana sin molicie,
y guárdate de lo que pueda atraer la envidia.

No seas disipado en tus gastos
como hacen los que ignoran
lo que es honradez,
pero no por ello
dejes de ser generoso:
nada hay mejor
que la mesura en todas las cosas.

Haz pues lo que no te dañe,
y reflexiona antes de actuar.
Y no dejes que el dulce sueño
se apodere de tus lánguidos ojos
sin antes haber repasado
lo que has hecho en el día:
"¿En qué he fallado? ¿Qué he hecho?
¿Qué deber he dejado de cumplir?"
Comienza del comienzo
y recórrelo todo,
y repróchate los errores
y alégrente los aciertos.

Esto es lo que hay que hacer.
Estas cosas que hay
que empeñarse en practicar,
Estas cosas hay que amar.
Por ellas ingresarás
en la divina senda de la perfección.
¡Por quien trasmitió a nuestro
entendimiento la Tetratkis*
la fuente de la perenne naturaleza.

¡Adelante pues!
ponte al trabajo,
no sin antes rogar
a los dioses que lo conduzcan
a la perfección.
Si observares estas cosas
conocerás el orden
que reina entre los dioses inmortales
y los hombres mortales,
en qué se separan las cosas
y en qué se unen.

Y sabrás, como es justo
que la naturaleza es una
y la misma en todas partes,
para que no esperes
lo que no hay que esperar,
ni nada quede oculto a tus ojos.

Conocerás a los hombres,
víctimas de los males
que ellos mismos se imponen,
ciegos a los bienes
que les rodean,
que no oyen ni ven:
son pocos los que saben
librarse de la desgracia.
Tal es el destino
que estorba el espíritu
de los mortales,
como cuentas infantiles
ruedan de un lado a otro,
oprimidos por males innumerables:
porque sin advertirlo
los castiga la Discordia,
su natural y triste compañera,
a la que no hay que provocar,
sino cederle el paso
y huir de ella.

¡Oh padre Zeus!
¡De cuántos males
no librarías a los hombres
si tan sólo les hicieras
ver a qué demonio obedecen!

Pero para ti, ten confianza,
porque de una divina raza
están hechos los seres humanos,
y hay también la sagrada naturaleza
que les muestra
y les descubre todas las cosas.
De todo lo cual,
si tomas lo que te pertenece,
observarás mis mandamientos,
que serán tu remedio,
y librarán tu alma
de tales males.

Abstiénete en los alimentos como dijimos,
sea para las purificaciones,
sea para la liberación del alma,
juzga y reflexiona
de todas las cosas y de cada una,
alzando alto tu mente,
que es la mejor de tus guías.

Si descuidas tu cuerpo para volar
hasta los libres orbes del éter,
serás un dios inmortal, incorruptible,
ya no sujeto a la muerte.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Recuperación de Filosofía 1º Bach. pendiente en 2º

Los alumnos de 2º Bach. que lleven pendiente la asignatura de 1º Filosofía y Ciudadanía deberán recuperarla de la siguiente manera:

a) Asistiendo a la reunión informativa que se celebrará durante el recreo del jueves, 1 de octubre de 2009
Realizando el trabajo que, en esa reunión se pedirá a los alumnos y que deberá ser entregado en dos fechas: 21 de diciembre de 2009 ( Bloque 1 ) y 23 de abril de 2010 ( Bloque 2 y 3 )
TRABAJO PARA RECUPERACIÓN DE LA ASIGNATURA DE 1º FILOSOFÍA Y CIUDADANÍA

a)LECTURA Y TESIS DE LOS TEXTOS DEL LIBRO . Unidades 1, 2 y 3 del Bloque 1 ( El saber Filosófico); Unidades 1, 2 y 3 del Bloque 2 ( El ser humano, persona y sociedad ) y Punto 2 de la Unidad 1 del Bloque 3 ( ¿ Somos libres? ¿ Qué es la libertad?) Punto 5 y 6 de la Unidad 2 del Bloque 3 ( Los problemas de la Globalización)
b) UNA DISERTACIÓN SOBRE CADA UNA DE LAS UNIDADES
BLOQUE 1
1- ¿ Qué es la Filosofía?
2- ¿Podemos conocer la realidad?
3- Diferencias entre los modelos explicativos de la ciencia y la filosofía

BLOQUE 2
1_ Naturaleza y cultura en el ser humano
2_Los filósofos de la sospecha

BLOQUE 3
1_Argumentos a favor y en contra de la afirmación de la libertad humana
2_ Efectos de la globalización.



b) Aprobando el examen que tendrá lugar el lunes, 17 de mayo a las 15.30 horas

EL EXAMEN :
Constará de: un texto sobre uno de los temas y autores estudiados sobre el que se propondrán preguntas
una pregunta de definición de conceptos
una disertación sobre uno de los temas estudiados